En Chicken Caesar, los jugadores representan a familias aristocráticas de pollos de la antigua Roma que intentan crear un legado para su apellido. Cada familia tiene varios gallos elegibles deseosos de saltar al mundo de la política, enriquecerse y crear un legado por cualquier medio necesario.

Los gallos ganan renombre para sus familias ocupando diversos cargos políticos. Los oficiales de bajo rango no dan mucha fama, pero tienen los hilos de la bolsa y el poder de la espada. Unos cuantos gallos en los cargos inferiores de edil y pretor, junto con los votos de unos cuantos aliados bien pagados (y temporales), pueden despejar el camino hacia el lujo y el reconocimiento que conllevan los títulos de censor, cónsul e incluso césar.

Sin embargo, ser césar no es fácil: si no se soborna y se regatea para garantizar el bienestar de todo el gallinero, el césar de hoy es el coq au vin de mañana. Los gallos muertos no ganan más puntos, pero ofrecen oportunidades a sus parientes supervivientes para exagerar sus logros. Lo único que importa, al final, es el juicio de la historia, y la historia puede reescribirse.

Mecánicamente, los jugadores ganan y mantienen áreas de influencia a través de la negociación y la votación. El juego cuenta con un marcador de Sufragio que los jugadores pasan después de votar para ascender a un Gallo a un cargo superior, o echarlo a la zorra. Los jugadores también pueden exigir estratégicamente sobornos por sus votos o incluso negarse a votar (pasar) para obtener una ventaja posterior.

¡Asesinatos, traiciones, votos por dinero, frágiles alianzas y sangrientas venganzas separarán a las familias legendarias de las olvidadas en la lucha por convertirse en – y seguir siendo – Pollo César!