La premisa básica es simple: el tablero, apoyado en una plataforma, está lleno de discos de madera y árboles y otros trozos. Hay un anillo de luz en el medio, cubierto por un disco de cartón y un fuego ardiente. Los calderos rodean ese disco. El objetivo es llevar el propio caldero al anillo de luz empujando los trozos de la tabla. Empiezas a empujar desde el lado de la tabla y empujas en un movimiento continuo hasta que oyes un chasquido; algo se ha caído de la tabla. Tu turno termina aquí. El siguiente jugador se levanta, y esto continúa hasta que el caldero de alguien está en el anillo de luz. El truco: el juego se juega en negro. Cuando se juega en la oscuridad, el fuego, los calderos, los magos (utilizados para empujar las piezas) y el anillo de luz brillan, mientras que los árboles y los discos se vuelven invisibles. El juego también puede ser jugado a la luz del día, pero pierde mucho de su encanto.