Los jugadores se aseguran mercados valiosos a través de rutas comerciales asequibles entre las ciudades medievales, mientras que al mismo tiempo obligan a sus oponentes a entrar en mercados menos asequibles y menos valiosos. Las propias ciudades tienen un número variable de espacios para que los jugadores desarrollen ramas de negocios dentro de ellas o, alternativamente, establezcan nuevas rutas comerciales hacia ciudades y pueblos de mayor alcance. Los jugadores pueden generar ingresos y arriesgarse a perder el dominio sobre una ciudad, o añadir sucursales dentro de una ciudad que disminuyan el valor de su producto pero que puedan otorgarle una mayor influencia en el mercado. Al final del juego, el jugador con mayor influencia gana.