El tablero muestra la antigua zona del Mediterráneo desde el Líbano hasta el estrecho de Gibraltar.
Cada jugador recibe un número de barcos y ciudades. El mapa se divide en rectángulos.

Cuatro rectángulos de partida se eligen dibujando fichas de localización. A estas áreas se les asigna uno de los cuatro tipos de fichas de imperio de diferente color. En cada turno, los jugadores pueden jugar fichas correspondientes a las ubicaciones en el mapa. Es obligatorio que éstas estén junto a las fichas que ya tienen un contador de imperio en ellas. La nueva ubicación recibe una ficha de imperio dependiendo de las adyacentes ya presentes. Así, los cuatro imperios se expanden durante el juego, a medida que más y más fichas reciben su contador de imperio. El tamaño de los imperios variará de un juego a otro.

Los jugadores también necesitan construir galeras para controlar las fichas o viajar a lugares y encontrar una ciudad allí. La construcción y los viajes deben pagarse con las cartas apropiadas. Estas se reparten en cada ronda, algunas pueden ser guardadas y cambiadas. Gástelas para su mejor ventaja.

Al final del juego los jugadores ganan puntos por controlar las baldosas. La cantidad de puntos depende de si una ciudad o galera controla el rectángulo y de cuán grande es el imperio al que pertenece el área.