Estamos en el magnífico salón del trono del sultán omnipotente. Dignamente se sienta en su trono rodeado por sus doce leales y devotos visires. ¿Leales y devotos? ¡No puede ser! Todos y cada uno se esfuerzan sólo por la oportunidad de destronar al Sultán y tomar el poder para sí mismo.

Para alcanzar esta meta cada jugador debe enviar sus visires a las ciudades remotas en las afueras del Reino, para adquirir tropas, armas y sobornos (en forma de cartas de poder). Estar ausente desafortunadamente reduce la influencia e importancia del visir en la corte y lo convierte en un blanco fácil para las intrigas, y las sospechas de traición pueden llevar rápidamente a las mazmorras - o a que la Isla del Destierro desaparezca para siempre. Por lo tanto un Visir no debe dejar la corte por largos períodos de tiempo, y a su regreso debe buscar siempre el mejor lugar - como uno que lleve un gran número de votos (el número de asiento).

Sólo el jugador que es capaz de equilibrar las diversas facetas del juego - y maniobrar más inteligentemente sus visires - tendrá una oportunidad de ganar la lucha por la subversión en el palacio.